Cuando su mamá se puso en contacto conmigo en verano para las fotografías de la primera comunión en la isla conejera me entusiasmó la idea. Tengo que admitir que me encanta hacer sesiones en Lanzarote, tiene una magia única. No fue el día con el mejor tiempo, incluso nos chispó un poco pero eso no fue impedimento para que la sesión fuera de 10. Nos lo pasamos genial, poco nos faltó para que hiciera el pino :).
Esto es lo que ocurre cuando dejas a un niño conejero, jugar en la arena y vestido de comunión, felicidad absoluta.
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